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miércoles, 29 de junio de 2011

¡Pasión por tu presencia, quiero Señor!

Muchos cristianos se quejan que no pueden cambiar sus malas actitudes y se vuelven conformistas diciendo: ¡yo soy así, porque así me hizo Dios!, pero yo creo firmemente, que sí la palabra de Dios dice que nacemos de nuevo cuando dejamos entrar a Jesús en nuestro corazón, ¡es porque podemos hacer morir nuestros malos hábitos, y cambiar las malas actitudes! Vivimos la mayoría del día en la carne y estamos en la presencia de Dios diez minutos, y no necesariamente para decirle, ¡haz tu obra en mi Señor! Venimos delante de él, con una gran lista de peticiones diciendo: Señor te pido por el carro que quiero, te pido por el aumento que necesito, te pido que me alcance para pagar los recibos, te pido que este año pueda viajar, te pido que me sanes… En fin decimos una gran lista que al terminar de hablar, no te queda el tiempo para escuchar lo que maestro te quiere decir. Tal vez estés pensando en este momento, ¡huy hermana que espirituflautica es usted! ¿Pero sabes algo? Jesús dijo: Más tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. Mateo 6:6-7.
Es en el secreto con Dios cuando nos damos cuenta la clase de persona que somos, es ahí, cuando te revela lo que tú realmente eres, pero en su gran amor y misericordia, todavía te da la oportunidad, que lo busques en secreto para no avergonzarte delante de las personas. Tu recompensa de esa plática en intimidad con él, serán los cambios de tus malos hábitos y actitudes, que muchas veces afean tu testimonio delante de los hombres, y dejan en mal predicado el nombre de Dios.
Hay un poder tan grande y sobrenatural, cuando intimas y tienes verdadera comunión con Dios, que si aún no lo has experimentado, yo te invito a que lo hagas, no te vas arrepentir te lo aseguro. “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" 2 Corintios 3:18. Solo en intimidad con él puedes conocerlo más y saber que son las cosas, que a él le agradan y desagradan. ¡No te estoy hablando de hacer una oración de pedir cosas materiales o que se yo!, te estoy hablando de pasar tiempo con él, de expresar las cosas que no te agradan de ti, de las cosas que de verdad quieres cambiar, porque si dice que somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, es porque la misma imagen fea que ves de ti: tu mal carácter, tus momentos de ira, enojos, mal vocabulario, malos pensamientos, celos, lujuria etc. serán transformados en la misma imagen que estás viendo de ti. Apasionate por buscar su presencia, porque una hora no te bastara estar ahí. Estar en su presencia es mejor que la vida…

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